Ollie Willow Caboosey; casting.

11.40 a.m, pasillo del tercer piso, jueves.

Una sonrisa resplandeciente reluce entre los demás rostros en sí, apagados, que caminan como entes independientes por el abarrotado pasillo; la semana, que está a punto de concluír, hace que la mayoría del alumnado esté emocionado por la llegada del fin de semana, y para más, puesto que el próximo sábado está programada la salida a Hogsmeade, evento que todos esperan con ansias, y Ollie más. Llevaba toda la semana planeando aquel día, repasándo mentalmente las palabras en su mente, lo que diría, cómo lo diría, a la espera de que llegase el momento adecuado, que, para decir verdad, ni ella misma sabía cuándo llegaría. Era todo tan... confuso, tan difuso que comenzaba a volverse loca de tanto darle vueltas al mismo asunto, siempre la misma pregunta en su cabeza, ¿y sí? ¿Y sí decía que no? ¿Y sí alguien ya le había invitado? ¿Y sí...? ¿Y sí...? Movió su cabeza hacia un lado, dejándo que sus cortos y alborotados cabellos rubios se moviesen de un lado a otro, mientras sus ojos se enfocaban en su objetivo. Al final del pasillo. Ahí estaba ella, y con Rawrie. Podría acercarse sigilosamente. El sol le iluminaba, como un halo, como quien señala a un ángel. ¿Ya había mencionado que le encantaba ése modo en el que sonreía? No se cansaba de repetirlo, aunque fuera al menos en su mente.

Caminó hacia donde ellas se encantraban, pasándo entre un grupo de Slytherins de tercer años, los cuales estaban molestándose entre sí, como críos, y pensar que tan sólo eran dos años menores que ella; bufó, pero ahora estaba demasiado ocupada contemplándo a Harmony como para enterarse de mucho más. Rawrie y Harmony eran amigas desde primer curso, por lo que Ollie había pasado tiempo con ellas, pero lamentaba no ser tan cercana con esta, ya que por mucho que había intentado, no había logrado ejercer un vínculo tan grande como el que se tenían entre sí, pero vaya que lo había intentado. El escudo amarillo de Hufflepuff brilló bajo los pocos y ténues rayos de sol que lograban filtrarse en el ya casi vacío pasillo. Qué raro, pensó, ya que se suponía que ambas tenían clase juntas, o algo por el estilo. ¿Por qué no podía ser Raven, o Gry en ése momento? Suspiró para sus adentros, al mismo tiempo que una sonrisa tonta se formaba en sus labios, comoc ada vez que veía a la morena.

-¡Rawrie, Harmony! -saludó cuando estuvo lo suficientemente cerca, aunque no hizo contacto físico con ninguna de las dos, sí se acercaba sólo un poco más, iba a perder completamente la cabeza- ¿No tenían clases ustedes dos? -preguntó con más interés del que debía mostrar, aunque seguramente pensarían que esto se debía a la preocupación por su hermana Rawr, pero vamos, que estaba muy lejos de ser algo como eso.

Es tu momento, pensó, pero la sola idea hizo que su estómago diera un vuelco y el corazón comenzara a latirle a una velocidad casi vertiginosa, sólo esperaba que sus mejillas no se sonrojasen o estaba completamente perdida. No pudo evitar fijarse en cada uno de los casi inperceptibles movimientos de Harmony, tan mínimos que hubiesen pasado desapercibidos ante cualquiera, pero no para alguien tan observador como Ollie, o al menos con ella, se fijaba en cada uno de sus movimientos, la forma en que se formaban pequeñas arruguitas en la anriz cuando sonreía, como sus ojos marrones de tornaban miel con el sol, todo, absolutamente todo. Apenas si le conocía, pero podría apostar que sabía todo de ella.

-¿Nos ibas a preguntar algo, Olls? -preguntó su hermana, mientras sonreía- Estaba comentándole a Harmony que quizá debería aceptar la oferta de Jones, ¿no crees? Es muy mono y además está en su mismo curso... -dejó de escuchar. No quería hacerlo. Además, ¿quién demonios era Jones y por qué estaba invitando a Harmony?

-¿Y-Yo? No, nada... -soltó casi con voz inaudible, mientras la sonrisa se borraba a poco de sus labios- Debo irme, llegaré tarde a mi clase y eso... -les miró a ambas, aunque no quiería hacerlo- Adiós.

Estúpida, mil veces estúpida. ¿Por qué no se lo había dicho cuando tenía la oportunidad? ¡Arg, se odiaba a sí misma en ése momento!