Casting de Hannah Abbott

Cásting para;; Hannah Abbott

{Razones para que tu cásting se aceptado:}
Bueno, Hannah, aunque tiene un papel muy pequeño en los libros, es un personaje que siempre me ha transmitido dulzura. Su historia en el foro me gusta, al igual que su avatar y creo tener un nivel de rol adecuado, además de que soy bastante activa y, de verdad, me gustaría manejar a Hannah.

Prueba de Rol;;

Mis pasos suenan, provocando un ligero eco por el oscuro corredor. Quizá esto es lo que menos me gusta de ser prefecta, las rondas nocturnas y, menos, cuando me toca encargarme de las mazmorras.
Sí, lo admito: no soy, ni mucho menos, la chica más valiente de Hogwarts, le dejo eso a los de Gryffindor, aunque en mi favor tengo que decir, que en ese aspecto he mejorado bastante. Por lo menos ya no bajo la mirada y acelero el paso cuando un sly me echa una de sus miradas envenenadas. Por extraño que parezca, dada la situación de la comunidad mágica en este momento, me siento mucho más segura que hace unos años. Desde que entré en el ED he aprendido mucho, y no solo en materia de hechizos de defensa, sino también he aprendido a ser más segura de mí misma. Pero Roma no se construyó en un día e, igualmente, yo no puedo pasar de ser la chica más miedosa del colegio, a ser más valiente que Godric Gryffindor. Y pasear por las mazmorras, el territorio de las serpientes, a las tantas de la mañana no puede menos que inquietarme, por mucho que lleve una insignia de prefecta en el pecho.
Si al menos Ernie estuviese conmigo, me sentiría mejor. Sé que si no tuviese otra cosa que hacer que dormir, se sacrificaría y me acompañaría en mi ronda, no sería la primera vez que lo hace, al igual que yo lo haría por él, por algo es mi mejor amigo. Pero él también tiene ronda, nada más y nada menos que en la torre de astronomía, ¿acaso podía tocarle más lejos?
Me abrazo intentando darme calor, en esa zona del castillo siempre hace frío, no se como los de Slytherin no se enferman, aunque ahora que lo pienso, entiendo que siempre sean tan fríos. Teniendo la sala común en un lugar así, es normal que a ellos también se les pegue algo.
Doy un último paseo por la zona y miro mi reloj, aun quedan unos cuantos minutos para ser libre de volver a mi habitación. Bostezo solo con pensarlo y hago un ligero mohín de fastidio. Bueno, no creo que nadie se dé cuenta si me voy un poquito antes ¿no?
Con una sonrisa, vuelvo sobre mis pasos con mi varita iluminando el camino. Sin embargo, el sonido de otras pisadas hace que la sonrisa se borre de mi rostro. No me hace gracia la idea de que sea un sly, pero me hace menos gracia la posibilidad de que sea un profesor, viendo como me escabullo de mi ronda antes de tiempo. Avanzo lentamente hacia donde suenan los pasos, sin llegar a vislumbrar a nadie. No obstante, en el cruce de corredores, una figura aparece frente a mi, casi chocando y haciendo que suelte un pequeño chillido por el sobresalto. La figura baja la varita, haciendo que la luz que me impedía ver su rostro se disipe ligeramente.

- ¡Dios, Ernie! Me has dado un susto de muerte. - exclamo, cuando distingo el rostro de mi mejor amigo - ¿Qué haces aquí?

- Bueno, sé que no te gusta estar sola en las mazmorras y como la torre estaba tranquila... - le oigo decir, mientras se rasca la nuca, un gesto que hace cuando se pone nervioso. Y sé por qué está nervioso. Es porque Ernie siempre ha sido el "chico bueno", en realidad, los dos lo somos, pero él siempre ha sido más responsable, y romper las reglas es algo que nunca ha hecho antes, a excepción, claro está, del ED. Me acerco a él y le doy un beso en la mejilla.

- Muchas gracias, pero no quiero que te vuelvas a jugar tu puesto por mí. - le contesto, sonriendo, aun sabiendo que yo también me jugaría mi preciada insignia por él.
Momentos como este son los que me recuerdan por qué adoro a Ernie, por qué es mi mejor amigo y por qué doy gracias todos los días porque nuestro primer día en Hogwarts el destino hiciese que nos sentásemos juntos en el tren, ya que desde entonces somos inseparables. Sin dejarle decir nada, le tomo la mano, un gesto ya familiar para nosotros, aunque los demás traten de ver lo que no hay, y tiro de él, mientras le digo - Vamos, tengo sueño y, si tú puedes irte antes de tu ronda, supongo que yo también.

Y así, juntos, volvemos a la sala común, donde nos esperan nuestras cálidas y blanditas camas, tentándonos a sumergirnos en el mundo de los sueños, aunque sea por pocas horas.

CÁSTING ACEPTADO
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